Terragris
…Aquella gente que moría a sus pies, con la mirada fija en él, era una responsabilidad demasiado grande, solamente lo tenían a él y él no tenia a nadie, miraba al cielo y los
dioses no estaban allí, como ya sabía.
-Ha sido bien inútil destruir lo que no queríamos aceptar- meditaba el brujo- Con que facilidad caen los pueblos que se edifican sobre la intolerancia.
Justamente entonces Salpicón comprendió de que manera el orden y la prosperidad de su pueblo dependían del bienestar de las demás tribus. Se sentó al pie del faro y se cubrió la cara con la capucha azul, no quería que lo viesen llorando…
Luis Solé i Perich
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